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A finales del siglo XIX La Huacachina estaba deshabitada, hasta que la ciudadana italiana Angela Perotti descubrió las propiedades medicinales de las aguas y el barro de esta laguna, especialmente para la cura del reumatismo y enfermedades cutáneas.



Cuenta una leyenda acerca del origen de esta laguna, sobre una historia de amor que se remonta al tiempo de los incas. Una bella doncella, llega desconsolada a este lugar, donde sólo había unos cuantos guarangos, a llorar la muerte de su amado, un valiente guerrero inca. Según algunas versiones, las lágrimas que brotaron de los hermosos ojos verdes de la doncella, fueron formando poco a poco la laguna, se dice también que en noches de Luna nueva se puede escuchar el llanto y lamento de la doncella.





Esta laguna se ubicada a cinco kilómetros de la cálida ciudad de Ica, es oasis natural entre las duna de arenas blancas del desierto de Ica. Sus aguas son color esmeralda, surgió debido a corrientes subterráneas y alrededor de ella emerge una abundante vegetación compuesta de palmeras, eucaliptos y los típicos huarangos, que sirven para el descanso de las aves migratorias que pasan por esta región. Además cuenta en sus orillas con bellas construcciones antiguas, convirtiéndola en un lugar propicio para el retiro y descanso.



Debido a su fácil acceso y la infraestructura que la rodea, es una parada obligada quienes visitan la ciudad de Ica. Es excelente lugar para la práctica de deportes de aventura sobre arena como el Sandboard, motocross y los paseos en autos tubulares. Además se puede practicar treking, camping o esquí acuático.

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